1924-1985
Considerado el precursor de la Psicología Transpersonal en España, este barcelonés (1924-1985), se educó en el seno de una familia de clase media y se formó como psicólogo tras abandonar la carrera de medicina. Aun siguiendo los pasos de su padre, que era funcionario en el Ayuntamiento de Barcelona, su incipiente interés en ahondar en ciertos aspectos de la psicología le anima a abandonar su puesto en esta institución.
A partir de ese momento, Antonio Blay abre su consulta de Psicología Clínica, a la vez que comienza a impartir cursos y charlas sobre los resultados en la investigación sobre temas del ámbito espiritual ligados con la psicología. Es decir, integra la comprensión de los estados de conciencia al análisis de la identidad y de la realidad de una persona: del desarrollo personal. Abriéndonos a esa conciencia más espiritual es posible percibir partes de uno mismo que la razón no incluye. Este punto de vista supone una aportación para entender la conexión cuerpo-mente como algo intrínseco, a tratar la enfermedad y el psiquismo de manera global.
Era un hombre independiente y libre, que continuamente impulsaba a que se contrastase con la realidad. Nada de teorías, creencias o recetas; “¡Míralo!”, “¡Compruébalo!”. De esa forma, decía que aprendiese a si mismo con la vida. Profundizar en la realidad para ver la verdad. Sus rasgos más destacados son, transparencia, concisión, profundidad y sinceridad, de tal forma que su mensaje llega verdaderamente. Antonio Blay tenía una gran facilidad de palabra; conceptos tan abstractos y complejos como Dios, Ser, Energía, Inteligencia, Amor… los comunicaba de una forma especialmente sencilla.
Como todo buen maestro, sólo transmitía desde su experiencia. Sólo lo que había comprobado él mismo era lo que entregaba y enseñaba. Hombre eminentemente práctico y nada teórico, a pesar de hablar de Conciencia, Ser superior, etc. No emitía desde el intelecto, sino desde la integridad de la experiencia. Fue un maestro espiritual y transpersonal que se mezclaba con la gente. Era uno más pero que descubrió, mediante sus vivencias, la realidad de lo que se es, la esencia del Ser.
La obra de Blay estimula el proceso de la Autorrealización. Y hacia aquí se dirigió Blay durante toda su vida, hacia descubrir "quién soy yo, qué soy yo, cómo realizarme, qué es la realidad," etc. Estudió psicología (1959) y creó la Psicología para la Autorrealización, la cual abarca la comprensión de cómo se va perdiendo el contacto con la esencia, la creación de los hábitos y el personaje, el Yo idea, el Yo ideal, la triple angustia, los patrones de conducta, y otros.
Pero Blay no sólo profundizó en el campo de la Psicología. Fue más allá pues contactó con culturas orientales. Por ejemplo, el Centramiento es la forma de conectar con el Fondo. Y por último también trata los niveles superiores de conciencia o niveles espirituales, la meditación, el silencio...
Ahondó (profundizaba en todo lo que tocaba) en el Yoga, escribiendo cantidad de libros sobre el tema: Los Yoga, Hatha yoga, Tantra Yoga, Raja-yoga, Maha-yoga, Dyana-yoga, Yoga integral. Creó el Instituto DHARMA o Centro de Estudios y Aplicaciones Psicológicas en Barcelona. Es allí donde realizó multitud de cursos que, gracias a la insistencia de los alumnos, quedaron inmortalizados en posteriores libros mediante transcripciones. En Dharma se daban Cursos también por correspondencia y se practicaba el Yoga. Antonio Blay se adentró en el camino del Autodescubrimiento y enseñó importantes claves acerca de la psicología transpersonal.
Menciona en ocasiones a Krishnamurti y a Ramana Maharshi. Resulta significativo —aunque nada sorprendente si se ve como lo que son, maestros— cómo personas diferentes han ido llegando a unos mismos puntos de forma experiencialmente diferente. Si se lee, por ejemplo, la obra de Eckhart Tolle, se observa claras analogías con lo descubierto por Antonio Blay: el fondo y cómo conectar con él, el Ser, el Ahora…
La labor que, a lo largo de los años, han realizado “sus discípulos” o personas que han promovido, de una forma u otra, su obra: Darío Lostado, Ricardo Vidal, Jordi Barqué, Jordi Sapés, Luisa Ramón, Enzo Rossi, o Antonio Jorge Larruy, que ha publicado recientemente el libro “Espacio interior”.
Mención especial tiene Miquel Martí, un músico repleto de amor que ha preservado el material grabado en cintas de conferencias y cursos de Blay, lo cual hace que pueda llegar a todos a través de los libros. Consuelo Martín, reconocida filósofa especializada en Vedanta-Advaita, tiene un mensaje similar al de Antonio Blay, aunque sin entrar en la psicología de la autorrealización. Consuelo ha bebido de fuentes como la de Nisargadatta o Krishnamurti.
Ediciones Indigo y Ediciones Cedel tienen gran parte de las obras de Blay publicadas. También la Editorial Iberia, con libros como Creatividad y plenitud de vida.